domingo, 13 de enero de 2013


CARROMERO.-

         Compartiendo la alegría que debe reinar entre familiares y amigos de este chico, me congratulo de la gestión que el Gobierno de España ha hecho del siempre delicado tema de la diplomacia con los regímenes dictatoriales de países totalitarios declaradamente objetores de los derechos humanos como lo es Cuba.
         Si me apellidase Borbón, diría que me llena de orgullo y satisfacción ver cómo la diplomacia española ha conseguido sacar de las mazmorras castristas a un conciudadano, trayéndolo a la madre patria, para devolverle una libertad de la que nunca debió haber sido privado; confiando que, a partir de ahora, se ponga el mismo celo en recuperar a todos los compatriotas que purgan sus penas en cárceles tercermundistas, condenados en simulacros de juicios donde la corrupción alcanza desde el juez al abogado, pasando por la policía y los testigos.
         Insisto, me alegro de que Angel Carromero haya recuperado su libertad, más cuando ese bien no debería perderse sino después de un proceso con todas las garantías, cosa que no ocurre en este caso, lamentando únicamente que este esfuerzo diplomático encuentre su justificación únicamente en la personalidad del sujeto y sus relaciones con el Gobierno de la Nación y no en la obligación de amparo y defensa que los estados tienen de sus nacionales cuando son atacados en sus personas o bienes por gobiernos extranjeros. Y, en tanto esto no ocurra, es lógico que se alcen voces denunciando la desigualdad de trato, que no es más que el reflejo o la consecuencia de la desigualdad ante la ley, promovida desde las instituciones mismas que, como poso de revoluciones pasadas, se ha dado el pueblo para defenderse frente al abuso de quienes históricamente venían detentado el poder.
         Por todo ello, no reprocho al Gobierno que haya conseguido la extradición de Carromero, ni que le haya otorgado el tercer grado penitenciario. Le reprocho que no esté haciendo el mismo esfuerzo con el ingente número de españoles que hay repartidos en cárceles del sudeste asiático, Iberoamérica o África. Chicos y chicas tan dignos de recuperar como al propio Ángel, cuya única diferencia es la de no tener una amistades tan influyentes.
         Poco hemos avanzado si aún hoy en día sigue vigente aquello tan rancio de que "el que tiene padrino, se bautiza".

POR ANGAR

lunes, 10 de diciembre de 2012


El Despido de los 281 celadores que hasta ahora han venido prestando su servicio en los Puntos de Atención Continuada es un varapalo más debido a las políticas mercantilistas de los dirigentes extremeños. El PP-IU en el gobierno nos están sino confirmando las peores políticas neoliberales que desde el PSOE se anunciaban. Para el PP-IU nuestros pueblos no son rentables, se pierde dinero, por lo que la estrategia está clara, voy quitando servicios básicos para que al final los pueblos vayan desapareciendo; o si no, por qué en los Puntos de Atención Continuada de las ciudades extremeñas (Cáceres, Plasencia, Don benito o Mérida, no han eliminado las plazas de celadores?.
La desaparición de módulos en nuestras escuelas o la supresión de los celadores, no sustituir a nuestros sanitarios para que disfruten de sus vacaciones reglamentarias son claros ejemplos de que no quieren pueblos, repito, no son rentables y además no es un gran yacimiento de votos, no nos engañemos, no les interesamos. 

Los celadores sanitarios que la Junta de Extremadura ponía en los Centros de salud a través de los convenios firmados con los ayuntamientos, tenían su razón de ser. Por una parte, al convocar las plazas el ayuntamiento, se agilizaba todo; imaginaos que fuera la propia Junta la que sacara anualmente plazas de cada unos de los Centros de salud Extremeños, burocráticamente sería inviable.
Como digo, con esto se conseguían dos cosas, la primera, agilidad, la segunda, que con mucha probabilidad, el grueso de aspirantes, fuera del pueblo. Con el paso de los años se ha conseguido una tercera, que los aspirantes estuvieran cada vez más y mejor preparados; preparados para hacer la función que realmente tienen.
El Anterior Director Gerente del Servicio Extremeño de Salud, los tildó de "porteros automáticos", en mi opinión los calificó porque primero no tiene ni idea de qué es un celador, segundo porque tampoco tiene ni idea del funcionamiento de un Punto de Atención Continuada y tercero porque ademas de no tener ni idea, tampoco le interesa saberlo, vamos que le importa un carajo.

Bien, pues los celadores de los Puntos de Atención Continuada tienen la función de informar a nosotros, los usuarios, de la situación asistencial, además informa al equipo sanitario de la sospecha de gravedad, colabora en el acceso a las instalaciones, sobre todo en las personas con movilidad reducida,  si se precisa, colabora en la asistencia con el personal sanitario; cuando este personal está atendiendo, controla el acceso a las instalaciones; si el personal salió porque se ha demandado asistencia domiciliaria, mantiene abierto el centro, informando igualmente de la sospecha de gravedad de alguien que acude al PAC y el equipo no se encuentra allí; Inicia la llamada "cadena de supervivencia", ante situaciones de gravedad extrema puede y debe iniciar las maniobras de Soporte Vital Básico que sin duda puede salvar vidas...

Pues si, esto en las ciudades está cubierto, en nuestros pueblos no. No porque les importamos un carajo, como al anterior Gerente del SES. 
Sin duda, todo es mejorable, pero los la dislexia de nuestros dirigentes, has confundido mejorable con suprimible. Y al que no le interese que se vaya la Milagro de la Noche

miércoles, 12 de septiembre de 2012

LOS GOBIERNOS DEL MARKETING


Los diferentes gobiernos del PP que sufrimos, sea en el Ayuntamiento de Moraleja, Extremadura o España, tienen en común la inoperancia, la demagogia, la insensibilidad social, el desprecio por lo público…Y el marketing.

Tenemos a Rajoy que no sabe si sube o si baja, consciente de que no le queda otra que pedir el rescate, pero como siempre dilatando las decisiones, a ver si los problemas se pudren. Estrategia esta que en el Gobierno de la Nación no sirve más que para agravar la ya difícil situación. Don Digo Diego se está superando cada día.
Y por casualidad ha pensado que la mejor época para pedir el famoso rescate será después de las elecciones vascas y gallegas. Esperamos que le sirva para lo mismo que retrasar los presupuestos hasta después de las andaluzas.

El alcalde de Moraleja y su equipo de gobierno no se quedan atrás. Inoperantes hasta decir basta, sin iniciativa, sin proyectos para el empleo, para lo realmente importante, subiendo más y más las tasas e impuestos. A cambio de ello dos sueldazos de escándalo, el del alcalde y el del concejal plenipotenciario.
Eso sí, autobombo, demagogia y cuento no les falta. En el último pleno 35 minutos de informes de alcaldía: “Se han pintado dos pasos de peatones, la feria de la tapa (la hacen los bares), se arregló un bache…” Menos mal que no contaron las bombillas que se habían cambiado, o la obra que se hizo en casa de Fulanito. Quizá es que no se ha cambiado ninguna bombilla.

Y qué decir de Monago. Su eslogan de campaña “Lo primero el empleo”. Tenemos más paro que nunca. Inoperante como nadie. Y demagogo…Su última ocurrencia que iba a bajar el IVA cultural, le pararon los pies en su partido por todas partes. Y su conciencia social…Muchos menos maestros, menos becas para libros (5 millones de euros menos), menos rutas escolares, subida del agua de forma escandalosa, repago de medicinas de los pensionistas sin límite, un año de estos ya se lo devolverá.
Y por si fuera poco tenemos que recordarle que se comprometió a que las empresas cobraran de las administraciones públicas en menos de 60 días. Pregunten a los empresarios que trabajan para la Junta que él preside, 8-9 meses sin cobrar, cerrando por falta de liquidez y enviando al paro a sus trabajadores y trabajadoras. Eso sí, el marketing que no falte, casi 900 mil euros en los premios Ceres para parecer que hacemos algo y salir en la tele. Con la región asfixiada.

No podemos resignarnos. No merecemos estos gobiernos.

F.M.G.